lunes, 1 de noviembre de 2021

La noche del demonio


La noche del demonio.

Curse of the demon.

1957

Director: Jaques Tourneur.

Guion: Charles Bennet, Hal E. Chester.

Dana Andrews.

Peggy Cummins.

Niall MacGinnis.


Un extraño personaje es capaz de invocar un monstruo demoníaco. ¿Será verdad o un truco?


Hoy os traigo todo  un clásico del cine de terror de los años cincuenta, una película que atrevió con temas como la brujería, la hipnosis y los efectos especiales en una trama de. misterio muy bien llevada.

Empezamos por la historia. Me parece muy acertada. Sí, esta es una película que se suele enmarcar dentro del género de terror, sobre todo, por aquello del monstruo de turno que sale, pero, por encima de todo, es una trama de misterio my acertada que, a través de situaciones, diálogos y de los propios personajes, se las apaña para mantener el interés del espectador de forma que en este se crea una especie de duda que es necesario resolver viendo la peli hasta el final.



Y es que a lo lo largo del guión van a darse dos temas enfrentados que no solo confunden al protagonista, John Holden, si no a todo le que vea la película: ¿lo que sucede en pantalla es fruto de la brujería o, efectivamente,ente, hay unos poderes oscuros capaces de provocar la muerte al pobre desgraciado que le toque? La película, a través de las distintas situaciones y, sobre todo, de los diálogos que mantienen los personajes, mantiene ese interés de manera muy hábil hasta tal punto que, sin que uno se de cuenta, el recurso del cine de terror de usar al monstruo como elemento que se va merendando gente queda aparcado por ese halo de misterio que predomina a lo largo de todo el metraje. Esto me parece un gran acierto y da como resultado un producto típico de la época contra el que no pueden competir los actuales, ya que, si esta película se hubiera hecho hoy, la estrella principal hubiera sido el monstruo y los efectos especiales. Aquí, como estos eran muy primitivos, prefirieron centrarse en un guión pulido y en el aspecto de misterio e incertidumbre que destila toda la peli.




Los personajes son muy típicos pero, claro, esto también es producto de la época. Holden es el intelectual duro, cínico y machote al que todo lo parece una tontería hasta que las cosas se empiezan a poner muy serias. Joanna, la típica compañera femenina que aporta el toque amoroso del tipo duro que supone el protagonista. Y, como no podía ser de otra forma en este tipo de producciones, allí donde los buenos pueden resultar un poco planos, el malo se luce con diferencia. Karswell resulta un malo muy acertado, refinado, erudito y con muy mala baba, que tiene distintas facetas en su personalidad que le hacen muy interesante. Sí, el tipo es un chiflado de la magia negra, un asesino inteligente a más no poder pero, también, un hijo tiránico que se lo pasa pipa con los niños en las fiestas de Halloween. Lo educado en sus diálogos, como los de todos los personajes, es algo que, por desgracia, hoy día no se ve demasiado.




Los actores están bien y cumplen. Quizás, unos más, otros menos. Dana Andrews me parece un poquito inexpresivo. Puede que, quizás, a veces, se pase de excpético. Hombre, eres un hombre de ciencia, vale, pero reacciona un poco, que no creo que eso venga mal. Peggy Cummins haciendo de Joanna me parece correcta, ya que su papel no da para mucho más. Niall MacGinnis me gusta mucho; es ideal para el personaje. Resulta tan dócil como demoníaco.




En cuanto al os efectos especiales, solo voy a pediros que miréis la fecha de producción de la cinta y con eso se dice todo. Mil novecientos cincuenta y siete, ahí es nada. La aparición del deminio gigantesco de la nada está my conseguida, con estas estrellitas y ese humo que lo anuncian. La marioneta en sí canta muchísimo pero, con todo, a mí me gusta. Sí, hoy día sería todo ordenador, realismo y lo que queríais, pero, en las producciones de esta época, los efectos eran un recurso que apoyaba, no un protagonista más. 




Vamos a las cosas mejorables. Para mí tengo que mencionar el propio monstruo. No por su factura técnica. ¡Para nada! Es por su propia presencia en sí. Creo que, si no lo hubieran mostrado en pantallla, ese toque de misterio mezclado con terror se hubiera multiplicado de manera considerable. Cosa muy curiosa, hace poquito vio un documental de cine de terror en el que se nombraba esta película y sus protagonistas, Andrews y Cummins, decían que se sintieron un poco decepcionados porque todo se reducía a la aparición del monstruo, argumentando que la cinta ya tenía un potencial de misterio consioderable sin ver al ser en la pantalla.




Esto es todo. Una película que me ha encantado, muy bien llevada, con un buen ritmo y un guión que mantiene el interés, literalmente, desde la primera escena hasta la última. Un producto típico de su época que no solo no hay que olvidar; hay que reivindicar y ver las veces que haga falta, que la hora y media que dura bien lo vale.


Vigilad el cielo.




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