martes, 15 de diciembre de 2020

Un sabio en las nubes



Un sabio en las nubes.
The absent-,inded professor.
1961.
Director: Robert Stevenson.
Guión: Bill Walsh.

Fred McMurray.
Keenan Wynn.
Nancy Olson.
Elliott Reid.


El profesor Brainard ha inventado una extraña sustancia capaz de desafiar la gravedad...

Aunque parezca mentira, hubo un tiempo en el que Disney se centraba más en comedias familiares muy inocentes que en tratar de crear blockbusters, exprimir hasta el último céntimo sagas ajenas y productos de cosecha propia o matar personajes icónicos Eran esas películas inocentonas que veías en familia, pasabas un buen rato y adiós muy buenas.

Un sabio en las nubes es el perfecto ejemplo, una película fruto de la época y de la empresa que le da respaldo.




La historia no puede ser más sencilla; es la típica del profesor chiflado de
turno que inventa algo milagroso y se mete en líos. Pues bien, lo que vemos en pantalla está muy bien llevado y se muestra desde el principio de manera tan simple y sencilla que, desde la primera escena, ya sabes cómo va a terminar la peli pero eso te da igual: la ves por aquello de pasar un rato agradable y lo haces, sin duda alguna. Aquí vamos a tener los elementos esenciales que toda historia sencilla pero efectiva debe tener. Así, está el bueno, el profesor Brainard, que inventa la gomaball (al menos así lo traducen aquí. Si la ves en ingles es Flubber), que es una especie de plastilina que desafía la gravedad y bota que no veas. 






En el lado opuesto están el malo, es decir, el avaricioso y vengativo Alonzo P. Hawk que, por supuesto, quiere el invento Brainard para sacarle dinero. ¿Y en medio? Pues, por un lado, la historia amorosa del profesor y, sobretodo, un montón de situaciones divertidas que rellenan el guión sin problemas y que te hacen pasar un ratito agradable sin más ni más. A todo ello hay que añadir coches voladores (otra de las estrellas de la peli) y muchos, muchos saltos desorbitados que quedan fenomenal.




Puesto que la gomaball es el invento del profesor, tengo que destacar las escenas donde este se luce que no veas. Ahí tenemos la escena inicial con el invento botando por todos lados y, sobre todo, la del partido de baloncesto, la del baile (lo admito, esta es mi favorita y me parece muy divertida) o la de Hawk botando cada vez a más altura hasta el punto que debe placarle un equipo completo de fútbol. Todo está muy bien llevado y en la patalla queda muy divertido, dando a la peli ese toque encantador de película antigua con escenas que podrían estar sacadas de cualquier dibujo animado. Conste que, aunque es obvio que los actores están colgados en arneses y se vislumbre el rostro del especialista de turno, la cosa queda muy bien y el efecto es muy divertido.





Con respecto a los actores debo decir que todos están muy bien y cumplen sin problemas. Fred McMurray, al que me cuesta ver sin un sombrero vaquero al oeste del Pecos, lo clava como el profesor sabio, chiflado y despistado. Hay que admitir que el tipo cae bien desde el principio al final e incluso te identificas con él. Además, las caras que pone son muy divertidas. Lo mismo puedo decir de Keenan Wynn, que lo borda como el típico malo, malísimo ebrio de poder y dinero que quiere más. Nancy Olson como Betsy no está mal pero su papel es mucho menor que el de los otros. Elliott Reid queda muy bien también como el envidioso y rastrero profesor Shelby Ashton y, además, es la estrella en una escena muy divertida cuando Brainard le atormenta con el coche volador. Son personajes muy de la época, muy tradicionales y, a su modo, muy del Disney de los sesenta. Es curioso pensar que todas estas pelis tenían como protagonistas a adultos porque hoy serían niños o adolescentes. Cosas de la época, supongo. 







En cuento a alguna cosita que no me ha gustado, la verdad, no lo puedo señalar como tal. Sí tengo que decir que los minutos finales, cuando el coche volador se enfrenta a los militares, se me ha hecho un poco largo, más que nada, porque la cosa se pone seria pero no es que moleste. Ya sabemos que todas estas producciones de este tipo, incuso las actuales, hacen lo mismo. Es como si les costase mantener el tono cómico durante toda la proyección.

En definitiva, una peli muy, muy agradable y divertida. Me parece estupendo recuperar todas las cintas de Disney de esta época porque, de verdad, cumplen lo que prometen sin problemas y resultan una evasión muy sana. Y aquí meto a los Herbies, los gatos del espacio y todas las de la misma rama. Es,a fin de cuentas, un cine que ya, por desgracia, no se hace. 

Y, sí, servidor prefiere con creces a este Disney.

Ah, por si no lo habíais notado, años después, de hizo un remake con Robin Williams a la cabeza: Flubber y el profesor chiflado. 


Vigilad el cielo.









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