
(The Legend of the 7 Golden Vampires)
(1974)
Director: Roy Ward Baker.
Guión: Don Houghton.
Peter Cushing.
David Chiang.
Julie Ege.
Robin Stewart.
Szu Shih.
John Forbes-Robertson.
Shen Chan.
El profesor Van Helsing acude a una aldea China para enfrentarse a los siete vampiros de oro...
Que Drácula es un personaje que el cine ha tratado de muchas y muy diversas formas es algo que, a veces, suele sorprender a muchos. Le han adaptado a dibujos animados, han hecho de él centenares de versiones que van desde mostrarlo asqueroso y malvado hasta romántico y víctima e, incluso, le han enfrentado en el Oeste a Billy el niño. Por eso, no te extrañe que, en esta ocasión, le metan en medio de patadas voladoras, puñetazos variados y demás cosas karatekas. Y es que, en el cine no hay límites.


Los personajes no pueden ser más típicos y, como tales, actúan. Van Helsing es el mentor de todo, sabe de todo y todos le adoran y respetan. Su hijo, Leyland, el guaperas de turno que está por eso, por guaperas y como escusa para el escarceo romántico. Hsi Ching es el héroe que pide ayuda y Vanessa y Mei Kwei las caras bonitas que todas las producciones de este tipo tienen. Eso sí, vaya esto como piropo, todo ellos muy bien presentados.
Y, ahora vamos a los actores. Bueno, entre unos y otros muchos hay, eso sin dudarlo, pero aquí uno brilla cual oro: Peter Cushing. Sublime Van Helsing, con esa naturalidad y templanza que caracterizaba todas y cada una de sus interpretaciones. Un monstruo de la pantalla en toda regla que, literalmente, se come a los demás. Y es que decir Cushing es acordarse de Van Helsing y viceversa. Es lo que tiene cuando interpretas un papel a la perfección.

Robin Stewart como Leyland cumple su función de tipo atractivo que sirve para eso, para lucir palmito. En su versión femenina están Julie haciendo de Vanessa y Szu Shih poniendo el toque femenino y karateca partiendo cabezas a diestro, siniestro y vampiro. David Chiang en su papel de Hsi Ching cumple como todos los demás haciendo lo que estos: respaldar a Peter Cuching. John Forbes-Robertson es un Drácula que trata de imitar de manera descarada el de Christopher Lee solo que con bastante más maquillaje y Shen Chan como Kah es una especie de estandarte de la peli. Y es que, si ves cualquier imagen o ilustración de la misma, le ves a él luciendo ropas japonesas, melena y colmillos bestiales.
Los efectos son los que puedes esperar de una peli de mil novecientos setenta y cuatro, es decir, maquillaje, niebla, humo, máscaras y mucha sangre falsa y roja. No obstante, debo decir que me gusta mucho el efecto de los zombis saliendo del suelo a cámara lenta porque produce una sensación de terror muy clásica y comprendes que no todo en la vida fueron efectos digitales. Ah y, aquí, si pinchas a un vampiro zombi, le sale humo. Y punto en boca.
Poco más puedo decir. La peli tiene un encanto especial, ese que poseen todas las cintas de la época y que se ve incrementado por la presencia de Peter Cushing y la del personaje de Drácula. Eso sí, bien mirada es una grillada mental de proporciones considerables y, justo por eso, el colmo de la diversión. Siempre que la veo me entretiene mucho y, ya solo por eso, te recomiendo que la des una oportunidad. Cine y terror de los de antes; cine y terror divertidos, que es de lo que se trata.
Vigilad el cielo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario