(1931)
Director: James Whale
Guión : Garret Fort, Francis Edward Faragoh.
Boris Karloff
Colin Clive
Edward Van Sloan
Mae Clarke
Dwight Frye
Antes de nada, ved esto:
Esta película es un CLÁSICO. Así, con mayúsculas.
Todo el mundo ha oído hablar de ella, no hay nadie que no
conozca al famoso monstruo de cabeza cuadrada, andares torpes y zapatos con
plataformas bestiales y es de esos casos raros (junto con Drácula, Ben-Hur o Lo
que el viento se llevó, entre otras, claro) en los que es muy difícil saber
cuál es más famosa, si la obra literaria (su autora es Mary Shelley) en la que está basada o la peli en sí.
Con todo, estamos ante una de esas obras maestras por atemporales, una obra de
referencia básica en lo que se refiere al cine de terror y, por supuesto, una
de esas películas que nos recuerdan que,
en determinados casos, tiempos pasados fueron mejores… o las cosas se hacían de
distinta (o mejor) forma.
Antes de nada es necesario hacer una pequeña advertencia que
a muchos no cogerá por sorpresa. Y es que, si bien esta cinta es muy
responsable de la universalidad del monstruo en sí, poco tiene que ver con la
obra literaria está basada. Por supuesto, en ambas hay un doctor que inventa un
monstruo basado en trozos de cadáveres, eso está más que claro pero, a partir
de ahí, no solo se cambia la época (la peli está ambientada en la que se filmó,
allá por comienzo de los treinta), sino las situaciones (por ejemplo, en el
libro el monstruo adquiere inteligencia y aprende a hablar. Aquí gruñe y poco
más) e incluso los nombres de los personajes están alterados (en el libro el
doctor se llama Victor, aquí es Henry. Lo de Victor lo dejamos para el amigo
del buen doctor) Digo esto porque mucha gente suele tener en mente la idea de
que esta la peli es una adaptación fiel de la novela. Y conste que no lo digo
como fallo, ni mucho menos; es solo una mera curiosidad. De hecho, si queréis
ver fidelidad (al menos hasta que al guión se le va la pinza un poco), ved la
versión de Kenneth Branagh.
Dicho esto, y sin más preámbulos, vamos allá con la tarea
que nos toca.
A favor tengo que destacar muchas cosas, y todas ellas muy
variadas. Para empezar, me gusta mucho esa escena inicial, la que os he puesto al principio, (lo de escena quizás
sea demasiado) en la que uno de los actores, Edward Van Sloan (que interpretó a
Van Helsing en Dracula, cuya reseña puedes leer aquí) nos advierte
que lo que estamos a punto de ver va a ser un plato muy fuerte: “… Es una de
las historias más extrañas que se han contado…”, nos dice el amigo Sloan y, de
paso, nos deja claro que en cuestión de sustos, el que avisa no es traidor.
Visto hoy día, hasta más de uno se reirá al ver esto pero hay que entender que
la cinta, en la época, fue el colmo del horror y de la truculencia. Si nos
tuvieran que advertir en las pelis de hoy en día que vamos a ver cosas fuertes,
íbamos apañados… Eso sí, como golpe de efecto me parece sublime.
Una vez advertidos, empezamos con la peli en sí. ¿Qué mejor
modo de comenzar que con un entierro y unas campanadas lúgubres sonando de
fondo? Como diálogo, un llanto. De decorado, la Muerte en su forma más básica:
un esqueleto guadaña en mano cubierto por una túnica. Lo que pinta esto ahí puede
dar que pensar (si vas a un cementerio y ves eso, como poco, corres) pero lo
cierto es que, en su conjunto, el efecto es tremendo. Estoy seguro que el que
haya sonreído con la advertencia anterior, aquí ya no lo hace. Es parte de la
magia de la peli.
Los personajes son presentados en el acto. De hecho, dicha
presentación comienza en la primera escena cuando vemos ese primer plano de
doctor Frankenstein y Fritz, su criado jorobado, que observan con sendas caras
de locos lo que está sucediendo, un ejemplo claro de eso de que una imagen vale
más que mil palabras. “Solo está descansando”, dice el buen doctor mientras
desentierra al recién enterrado, “Esperando a que se le dé una nueva vida”
El espectáculo tétrico y desagradable continúa cuando hacen
lo mismo con un ahorcado que, por desgracia, al descolgarlo, se rompe el
cuello. No pasa nada; en la facultad de medicina seguro que tienen otro cerebro
que pueda valer. Lo malo es que puedes ser todo lo Frankenstein que quieras
pero, si confías en un criado algo inútil, la cosa se puede complicar más que
nada porque si quieres construir una criatura a la que debes añadir un cerebro,
que sea el de un tipo listo, no el de un criminal. ¿Os imagináis un monstruo
inteligente y resabido en plan Sheldon Cooper? Eso sí que daría miedo…
Por todo lo que he dicho hasta ahora, está claro que la
presentación del personaje principal es más que sobresaliente. Frankenstein se
nos muestra como el doctor inteligente, acomodado y, sobre todo, con aires de
grandeza al que no hace falta más que mirarle a la cara para saber que es el
paradigma de científico chiflado con un complejo de Dios considerable para
quien el trabajo es lo primero y los demás, novia incluida, son secundarios. El
resto del elenco se nos presenta también de manera bastante simple y efectiva:
Elizabeth está enamorada de él hasta la médula y se nos dice que es una mujer
bastante decidida. Tanto que le trae al fresco que su amigo Victor le tire los
tejos de manera indiscriminada. El doctor Waldman es el prototipo del sabio
maestro prudente, temeroso de los riesgos que el trabajo de científico loco
puede acarrear. ¿Es todo? Entre tanto tipo peculiar, es un alivio el personaje
del barón, el padre de Henry, que aporta cierto tono cómico al asunto. Todo
esto en un par de escenas. Como tiene que ser, de manera directa, concisa y muy
efectiva. No es para menos porque resulta curioso que, al igual que Drácula un
año antes, el metraje de la peli no se extiende más de sesenta y pocos minutos.
Me gustaría también destacar algo fundamental en esta peli:
la ambientación. Por un lado, las escenas del pueblecito donde sucede todo
están muy logradas, mostrándonos a los aldeanos de manera muy eficaz, viviendo
sus vidas a la sombra de la casa Frankenstein. Por otro, los elementos básicos y
propios del cine de terror están ahí y muy bien mostrados, por cierto. ¿Cuántas
veces se ha copiado ese laboratorio donde Henry Frankenstein trabaja aislado de
todo, lleno de instrumentos científicos y eléctricos por todas partes y rodeado
siempre, en el exterior, de viento, lluvia y truenos? Y, sí, como debe ser en
todo laboratorio de científico trastornado, hay un cuerpo en una camilla
tapado. Claro que, en este caso, es un cuerpo hecho de muchos.
¿Momentos memorables en esta cinta? A patadas. De hecho,
raro es el que no lo es desde el momento en que todos, en tropel, van al
laboratorio de Henry para molestarle y no dejarle terminar de experimentar
según el canon del científico chiflado, es decir, en paz y soledad. El primero
y, quizás, más grande, ese en el que eleva el cuerpo de la camilla a los cielos
y los relámpagos le otorgan vida. La expresión y diálogo de Colin Clive en el
papel del doctor son ya antológicos y forman parte de la historia del cine y de
nuestra cultura popular. Observad:
Otra escena a tener muy en cuenta: la primera aparición del
a criatura como tal me parece soberbia. Mucha gente tiene la imagen del
monstruo como la de un asesino sin control (esto puede llegar a ser muy
discutible) pero, como vais a ver a continuación, se aproxima más a un bebé, a
un niño que a otra cosa. Por eso, obedece (“¡Siéntate, siéntate!”), actúa por
impulsos o, una escena sublime (creo que ya he utilizado esta palabra, pero me
da igual), ve la luna y, cuando no puede cogerla con las manos, mira al doctor
sin saber por qué no puede hacerlo. Lo dicho, impresionante.
¿Más? Muchas, claro.
El asesinato de Fritz, que no vemos como tal pero sí somos
testigos del pobre jorobado colgando de su propio látigo (el monstruo estaba
harto de él, la verdad, después de atormentarlo) o la muerte de Waldman en
la mesa de operaciones. Momentos de cierta crueldad, por supuesto, pero hay que
tener en cuenta una cosa: en ambos, el monstruo reacciona defendiéndose como
puede, es decir, usando la fuerza bruta. No hay que olvidar que, en el primer
caso, el bueno de Fritz no paraba de acosarle y azotarle por aquello de
fastidiar y, en el segundo, el buen doctor, con toda la buena intención del
mundo, iba a sacrificarlo cual perro callejero. Esto, al menos para mí, da que
pensar: ¿el monstruo es tal? Ahí queda el debate…
Pero si hay una escena que todo el mundo recuerde, es la de
María, la niña encantadora que es asesinada por la criatura. Curiosa esta
escena porque, cuando servidor era pequeño y no había visto la peli (la vi ya
de adulto), oía hablar de este momento y me imaginaba al monstruo masacrando a
la pobre criatura en plan bestia. Pues bien, cosa curiosa, en relación con lo
que he dicho en el párrafo anterior, no es así. La niñita, todo candor, enseña
a la criatura que, cuando tira flores al lago, estas flotan. Lo malo para ella
es que, cuando se acaban las flores, el monstruo la usa a modo de flor, la
arroja al agua para ver si flota y se ahoga. Como he señalado, no deja de ser
un crimen, sí, pero fruto de la inocencia de la criatura. De hecho, cuando la oye gritar, hasta se asusta. Ah, y que no
se me olvide, la siguiente escena, en la
que el padre lleva el cadáver de su hija en brazos y los vítores del público se
convierten en gritos de horror me parece, simple y llanamente, soberbia.
Todo lo que sucede a continuación me parece muy acertado y,
como uno puede suponer, no va a aportar sorpresas en lo que se refiere a la
trama: todo el pueblo se dedica a perseguir al monstruo en una cacería general
con un único objetivo: matarle. Sin duda, un momento a destacar es todo lo que
sucede en el viejo molino que sirve de contexto para el enfrentamiento final
entre creador y criatura, entre padre e hijo. Atención a ese momento en que
ambos se miran a través de una especie de rueda de madera, como si midieran las
fuerzas. Fijaos cómo, en cuestión de continuidad, esta se aprecia mucho menos
en lo referido a la criatura y su primer plano que a la del doctor, que parece
que está posando. Mirad:
Y, por supuesto, ese momento final en el que el molino arde
y la pesadilla ha acabado. Claro que no sé con qué me quedo sin con esa toma o
con los momentos en los que el (pobre) monstruo, grita desesperado rodeado por
el fuego como un animal acorralado y enjaulado. No me digáis que no da algo de
pena.
Vamos allá con los actores. De menos, a más. Dwight Frye es
un buen Fritz, sumiso, acosador del monstruo y fiel criado. A pesar de ser un
papel cortito, creo que se luce muy bien. El actor ya nos deleitó con otro
papel mucho más importante en la gran producción de terror anterior Drácula,
donde daba vida nada menos que a Rendfield, el loco come moscas. Mae Clarke
como Elizabeth también me gusta, pero, todo hay que decirlo, no es que aporte
gran cosa a la historia. Edward Van Sloan es el perfecto mentor: sabio,
disciplinado, experimentado y temeroso de las consecuencias (al contrario que
su pupilo) Cosa curiosa, el actor coincidió con Frye
en Drácula haciendo de Van
Helsing y es quien nos hace la advertencia al comienzo de la peli. Frederick
Kerr es un barón Frankenstein muy cascarrabias y, a veces, gracioso, todo un
terrateniente. Y pasamos a los platos fuertes. Por un lado, Colin Clive en el
papel de Henry Frankenstein y creador del monstruo. La interpretación del actor
es, para mí, espectacular. Se muestra enloquecido y obsesionado al principio
para estar, al final, derrotado y débil. Pasando, claro está, por acosado por los
remordimientos y la mala conciencia de saber lo que ha hecho y provocado con
sus actos de científico chiflado. A lo largo del metraje, pasa de ver su experimento
como algo superior a darse cuenta de la barbaridad que ha hecho. Incluso cuando
Waldman sugiere el sacrificio de la criatura, él lo considera asesinato. Y creo
que, todo esto, el guión lo muestra de manera muy buena y el actor lo expresa
de manera soberbia.
Pero hablar de Frankenstein es hacer referencia obligada y
automática a un nombre en concreto: Boris Karloff. El actor fue un factor
fundamental en el éxito e impacto de la película hasta tal punto que asociar su
nombre y rostro al monstruo es algo automático. Su modo de actuar, sus
ademanes, los andares de criatura recién nacida, la expresión cadavérica de su
cara, esa mirada de ojos entrecerrados, confirieron al personaje una
universalidad tal que se puede decir que, lo mismo que otros personajes
(Tarzan/Johnny Weissmuller, Superman/Christopher Reeve, Drácula/Bela Lugosi,
Ben-Hur/Charlton Heston y un largo etc…), nombrar al monstruo es invocar el
nombre de Karloff y viceversa. El actor ofreció una interpretación terrorífica,
sí, pero también vulnerable convirtiendo al personaje en algo inmortal y, por
supuesto, en un icono del cine y de la cultura popular.
Claro, recomiendo verla. No hay que dejarse llevar por la
idea de que es una película de 1931 (ahí es nada) y por ello tacharla de
“película antigua en blanco y negro que no da miedo” Miedo claro que dio. De
hecho, en su época, horrorizó hasta tal punto que, cada vez que el monstruo
salía en pantalla, las salas de cine (atestadas siempre de gente) se llenaban
de gritos. Hoy ese tipo de terror, claro está, no puede causar el mismo efecto
pero la película, llevada con pulso firme por el director James Whale e interpretada
por unos actores bien metidos en sus respectivos papeles sigue teniendo, en mi
opinión, esa mágica que te arrastra sin problemas y hace que te dejes llevar
sin que te des cuenta. Cosa curiosa, es una adaptación tan libre que hace que
eso te de igual y te olvides de la obra literaria de la que parte para que te
empapes bien de todo el metraje que tienes por delante. Y eso, en tan solo
sesenta y pocos minutos. Es parte de la magia de este doctor Frankenstein y su
criatura.
Os dejo unas cuantas curiosidades:
-Algo básico pero que muchos confunden: Frankenstein es el
doctor, el ser humano, no la criatura (que no tiene nombre) pero su fama es tal
que la gente llama Frankenstein al monstruo. De hecho, en la edición en DVD
años después, se la llamó “El doctor Frankenstein”
-Cosa rara en la época, tuvo una secuela con el mismo
director y actores salvo Mae Clarke, que fue sustituida por Valerie Hobson,
para mí, mucho más guapa que la anterior. Muchos consideran esta segunda parte
mejor que la primera.
-Siguiendo con lo anterior, hay muchos que consideran que la
historia del monstruo la componen dos cintas: esta y la de la novia. Craso
error. Frankenstein es toda una saga compuesta por varias películas en las que
Karloff interpretó al monstruo en solo tres de ellas.
-La gran anécdota: el papel, en un principio, fue ofrecido a
Bela Lugosi, que estaba en la cumbre por Drácula. El director iba a ser Robert
Florey. El actor lo rechazó porque, en un principio, el guión que le
presentaron mostraba a un monstruo que
solo gruñía y se tambaleaba de manera idiota por la pantalla… y porque se
consideraba demasiado guapo y famoso par aun papel que implicaba ser muy feo.
Luego, fue reescrito para Karloff. Para este, una bendición; para Lugosi, el
mayor error que pagó toda su vida.
-Otra anécdota: con el paso de los años, Lugosi sí
interpretó al monstruo. Lo puedes ver en Frankenstein y el hombre lobo y, de
paso, en esta foto:
-En la novela original, la descripción del despertar de la
criatura está narrada de manera tan vaga que uno no sabe si se trata de un
elixir de la vida, magia negra o qué. Los rayos, truenos y material científico
son obra de esta versión de 1931.
-Desde las representaciones teatrales a comienzo del siglo
XX, el público simpatizaba con el monstruo a pesar del miedo que producía, cosa
que no ocurría con Drácula o con Mr. Hyde.
-Mucha gente cree que este fue el primer papel de Karloff. Nada
de eso: fue su película número ochenta y uno. Ahí queda eso.
-Dato curioso: el rostro de Karloff, en la peli, no es blanco
o pálido, sino verde. Al rodarse en blanco y negro, dicho color resulta de una
palidez mortecina en la pantalla.
-Karloff, cuando hizo la prueba para el papel, no sabía que
se trataba de un monstruo. Por ello, se llevó un pequeño chasco porque fue a
dicha prueba lo más elegante que pudo.
-Sobre el maquillaje, hay quien piensa que fue idea del
genio de Jack Pierce. Otros lo atribuyen a Whale.
-El tema de la cabeza plana (más o menos) ya se vio en la versión que rodó
Thomas Edison (sí, el inventor) en 1910. Aquí os dejo una foto:
-Karloff llevaba un puente en la boca para aparentar ese
gesto raro que tiene.
- Tres horas y media para poner la cara y otras tantas para
quitarlo.
-La escena final en la que Karloff carga con Colin Clive,
más el peso del traje y botas, hicieron mella en el cuerpo del actor: problemas
de espalda toda la vida y tres operaciones.
-Marilyn Harris fue la pequeña María. Todo el mundo creía
que iba a estar muy asustada de ver a Karloff maquillado pero fue todo lo
contrario: la niña estaba tan entusiasmada con el actor que le pidió ir en
coche con él. Y Karloff, que respiró aliviado, más feliz que unas pascuas.
-Por cierto, a la niña no le daba miedo el actor maquillado
de monstruo pero si le aterrorizaba su propia madre. Niños…
-Karloff, al principio, no quería que, en la peli, la niña
muriese.
-En la primera toma, cuando el monstruo arroja a María, al
lago, esta no se hundió. James Whale, el director, dijo a la pequeña: “Te daré
lo que quieras si haces la escena otra vez”. La niña no se lo pensó y pidió una
docena de huevos duros. ¿La razón? Su madre, que debía ser el colmo del horror,
la tenía siempre a régimen. Madres… Por cierto, el director le regaló dos
docenas de huevos.
-Fritz no aparece en la novela.
-Karloff tenía clara una cosa: el monstruo era una víctima,
no un asesino.
-¿Quién encuentra a Waldman en el laboratorio asesinado?
¿Cómo sabe el padre de María que la niña ha sido asesinada y ahogada por
accidente? Y yo añado, ¿a quién le importa?
-Curiosamente, las cosas que horrorizaron al personal, amén
del monstruo en sí, fue el hecho de ver y oír cosas no agradables para la
época, tales como el sonido de la arena al chocar contra el ataúd (escena
inicial), un ahorcado en mitad del camino o los primeros planos del monstruo
gritando.
-Su gracia, entre otras cosas, estriba en que, siendo una adaptación
tan sumamente libre, mantiene el interés y ha arraigado en nuestra cultura
popular de ese modo.
-Sesenta y seis minutos de peli. Y, todo ellos, magistrales.
Vigilad el cielo.
¡Hola, Israel!
ResponderEliminarHe leído la novela y he visto la versión de Branagh, pero no esta versión y la verdad es que pinta muy pero que muy bien. Además, que sea en blanco y negro realza un poquito más la atmósfera de terror y misterio. ¿Sabes dónde puedo encontrarla para verla? He visto la escena de la niña y me ha encantado que no se asustase al ver a la criatura y también me han parecido muy curiosas las anécdotas de la actriz que interpretó a María, madre mía no sé qué pensar de su madre jeje La verdad es que la gente que escucha la historia de Frankenstein cree que se trata solamente de un monstruo, pero es una historia que esconde mucho más. Es más compleja de lo que se cree. Ah, y como apunte final, el otro día hicieron una lista con las mejores escenas de la historia del cine y precisamente una de ellas es la escena en la que el doctor exclama "It's alive!". A veces no hace falta usar un discurso para que algo te impacte.
¡Muy buena reseña! Espero conseguir la peli :)
¡Nos leemos!
¡Saludos!
¡Hola, Laura!
EliminarPues, en efecto, la historia tiene muchas más miga de lo que suele parecer a simple vista y, en parte, es por la imagen que ha dado el cine del libro.
Sin duda, esta peli está llena de momentos famosos. Aquí solo pongo unos pocos pero, como decía Súper ratón, aún hay más. Lo del "It's alive!" no tiene precio y se ha copiado hasta el aburrimiento pero, como puedes ver, aquí lo bordaron. Simple, pero efectivo que no veas.
Yo también me sorprendí con lo de la niña. ¿Te imaginas? El monstruo a un lado y su madre al otro. Pobre criatura...
Yo tengo la peli en DVD (me compré todo el pack de monstruos de golpe; soy así de friki) y se han hecho unas ediciones muy buenas en Bluray (cambiándoles la portada, claro) Aún así, en el mismo YouTube puedes verla al completo.
Si lo haces, me cuentas, que esta peli me encanta (creo que se nota ehhh jejejejjejeje)
¡Gracias y nos leemos!