
Critters:¡Ojo! Muerden.
Critters.
1986.
Director: Stephen Herek.
Guión: Dominic Muir, Stephen Herek, Don Keith Opper.
Dee Wallace.
Scott Grimes.
Nadine Van der Velde.
Billy Green Bush.
Terrence Mann.
Don Keith Opper.
Jeremy Lawrence.
Scott Grimes.
Nadine Van der Velde.
Billy Green Bush.
Terrence Mann.
Don Keith Opper.
Jeremy Lawrence.
Los critters, unos seres extraterrestres, huyen de su prisión espacial y llegan a la Tierra...
Buenas.
Hoy os traigo una película ochentera con todo lo que eso implica, es decir, peinados estrambóticos, vestuario cantoso y efectos artesanales. Pero, todo hay que decirlo, esta peli es una especie de clásico menor, esa que uno alquilaba en el video club y disfrutaba en casa en familia. Yo siempre la consideré algo así como el primo lejano, barato y algo cutre de los Gremlins pero eso no deja de ser una opinión mía. Bueno, recuerdos a parte, vamos allá.

Por supuesto, los critters van a parar a la Tierra. Y es aquí cuando vamos a conocer a los personajes. Por un lado, está la familia típica americana, esto es, matrimonio, dos hijos y granja. Brad, el chico, es la antesala de Bart Simpson: tiene un tirachinas, construye petardos con los que vuela cosas y, e su habitación, tiene un cartel que pone "Cuidado con el niño". Vamos una joya. April es la adolescente que tontea con un nuevo novio por teléfono y se lleva fatal con Brad. El padre de ambos, Jay, es el típico granjero americano macho man que viste peto, camisa a cuadros y ve un coche y piensa en cuánto heno puede llevar. Y sudoroso. La madre, Helen, es eso: madre absoluta que cocina y limpia. También conocemos a Charly, chico para todo, borrachín perpetuo y que oye a los extraterrestres desde siempre a través de sus empastes. Sí, has leído bien y si se te ocurre cuestionar algo, mejor vete a tomar una copa bien cargada.
Los cazarrecompensas, que sabemos que van a dar juego en la peli, llegan a la Tierra. Para pasar desapercibidos, unos adopta la cara de un cantante famoso, Johnny Steel. El otro la de Jeff, el ayudante del sheriff. Aquí vemos que los efectos son artesanales pero muy notables. Y, repito, sin ordenador.

¿Y los critters? Porque, vale, ya conocemos a los protas y podemos hacer nuestras cábalas acerca de quién va a caer primero pero lo que uno quiere es ver a esos seres en acción. Nada, para ir entrando en materia, vemos cómo April y Steve se den el lote con casette incluido (los padres deben ser sordos) Los critters están al llegar pero hay una cosa que me ha gustado mucho y que me parece muy efectiva: el director se las apaña para hacer que no los veamos de manera clara. Para ello, utiliza la visión subjetiva para que el espectador vea lo que ven las criaturas. Muy buen detalle.


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Ten novia para esto. |
De este modo sabemos qué quieren los critters: comer. Nada de invasiones y nada de caer bien en contrapunto a sus antecesores los Gremlins. Los critters son feos, se notan que son muñecos que no veas y tienen cara de mala leche y son unos asesinos que devoran sin pensar. Ahí está el momento en que Brad le lanza a uno un petardo, se lo come y le explota en la boca, lo cual lleva a una conclusión: son critters y estupidos.
La peli se acelera porque, está claro, ahora empieza la diversión en la pantalla. Los cazarrecompensas intergalácticos, que son muy avanzados pero conducen hacia atras (...), entran en una iglesia preguntando por los critters lo mismo que tu o yo preguntamos por tomates en la frutería. En un momento de chifladura integral, unos de ellos cambia la cara de Jeff (se copió de él cuando era un cadáver) por la del reverendo, se lían a tiros contra el órgano y se van conduciendo hacia atrás. Y aquí paz y después gloria. Curioso el modo de actuar de los maromos porque, un par de escenas después, hacen lo mismito en la bolera solo que, esta vez, le pegan un tiro a la tele.
Tengo que admitir que los momentos de los cazarrecompensas son los que siempre se me han hecho un pelín cuesta arriba porque lo que uno quiere es ver a los critters en acción, léase matando y soltando tacos. Sí, los critters hablan. Es uno de los momentos cumbres de la peli. Pero hablan para soltar palabrotas, como está mandado.

Y llega el final. Por supuesto, los buenos ganan pero, aquí, me permito una reflexión: ¿Para qué se lleva el critter gigante a April a su nave. Se me ocurren tres cosas. Una, para comérsela. Dos, para pasárselo bien con ella del modo que todos sabemos. Tres, porque a los guionistas se les fue la olla y era la excusa idea para que Brad y Charly tirasen un petardo tipo bomba atómica dentro de la nave y todo explotase. Por cierto, ¿de dónde saca el niñito material para hacer esas bombas?
Pero si bien este final puede resultar curioso y predecible, ya que, desde que vemos a Brad con explosivos cual terrorista psicópata en miniatura sabemos que los petardos son la solución, más alucinante me parece lo de la casa. Para que os hagáis una idea: los critters, antes de explotar, destrozan la casa de la familia. Gracias a un aparato, la se reconstruye. ¿Alguien se sorprende? Fijaos en el sheriff, que hace un gesto tipo "Bah" Nada. A lo mejor yo veo que mi casa se reconstruye desde cero y, oye, me quedo igual. A fin de cuentas, no deja de ser una casa.
Poco más puedo decir. Esta cinta es una película de los ochenta y con eso digo muchas cosas. Es, sobre todo, diversión, pura y sana, un tipo de cine que, por desgracia, se ha ido perdiendo con el tiempo. Puede que no haya envejecido muy bien pero ese espíritu de pasarlo bien impregna cada minuto y es lo que queda y se nota, así que no dudo en recomendarla y recordarla. Ay, qué nostalgia más brutal.
Una cosita en plan detallito: el gato se llama Chewi en honor al grandioso Chewbacca de La guerra de las galaxias pero el actor de doblaje lo dice de tal modo que es imposible (o casi) notarlo. Ahí queda eso...
Vigilad el cielo.
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