sábado, 14 de marzo de 2015

El Hobbit: La batalla de los cinco ejércitos

El Hobbit: La batalla de los cinco ejércitos. (The Hobbit: The battle of the five armies) 
(2014)

Director: Peter Jackson.
Guión   : Fran Walsh, Philippa Boyens, Peter Jackson, Guillermo del Toro.

Martin Freeman.
Ian McKellen.
Evangeline Lilly.
Luke Evans.




Una vez que Smaug es destruido y que Thorin recupera su montaña, debe defenderla de todos los que quieren su parte del tesoro.



Y no hay dos sin tres... Y eso fue lo que Peter Jackson y equipo nos prometieron, aunque la cosa esté metida un poquito a calzador.

Con esta batalla de los cinco ejércitos, las aventuras del hobbit Bilbo Bolson llegan a su fin. Muchas son las opiniones que ha generado esta trilogía. Muy bien, esta es la mía...


La película arranca justo donde termina la anterior, es decir, con el puñetero del dragón Smaug arrasando la Ciudad del Lago. Y, total, ¿por qué? ¿Solo porque unos enanos bestias, belicosos y energúmenos irrumpen en su casa, quieren robarle el oro que guarda con tanto mimo y, si se tercia, matarle? Hay que ser enfadica. El caso es que el animalito va a la susodicha ciudad, la arrasa, la destroza y se queda tan a gusto hasta que una flecha negra da cuenta de él y adiós dragón, mostrando que Bardo deja a la altura del betún a la puntería de cualquier elfo.


A continuación tenemos la excusa que da título a la película y que, quitando los, digamos, veinte minutos iniciales, es lo que vas a ver en el resto del metraje de la cinta: la batalla de los cinco ejércitos. Lo que nos espera a continuación es la historia de cómo la montaña donde están Thorin y los enanos es asediada por todo bicho viviente: hombres, orcos, elfos... De todo, vamos. Unos quieren el oro y otros, además, la posición estratégica de la montaña de cara al futuro. Por eso, prepárate a ver espadazos, muertes, cabezas cortadas, saltos, flechas, monstruos muy feos y todos sus derivados. Y es que, repito, es lo que hay. Lo que en el libro ocupa unas cuantas páginas y que se califica como "batalla horrible" aquí ocupa el ochenta por ciento del metraje de la peli. No menos, pero tampoco nada más. Vale, sale Legolas, que se pone rebelde con su papi de larga melena rubia y Turiel no ceja en su enamoramiento de uno de los enanos, ambas cosas salidas de la cosecha propia de Jackson y equipo. Por otra parte, también tenemos unos momentos en los que Gandalf, Saruman y Galadriel se enfrentan a lo que, en el futuro, será Sauron. Y, sí, esto también es un añadido extra en un afán que, según el viento que te sople, puede parecer que tiene como objetivo enlazar esta trilogía con la de El señor de los Anillos o te puede parecer algo típico en la saga: estirarla cuanto más, mejor. Eso ya lo dejo a tu opinión. 



Los personajes siguen fieles a lo que vimos en las otras entregas aunque siempre he pensado que no tienen esa gracia ni esa capacidad para conectar con el público que los que vimos en El Señor de los Anillos: Bilbo es inteligente y parece que el único con el don del sentido común, aunque aquí se luce más bien poco. Los enanos van a a lo suyo. Destaco a Thorin que, literalmente, pierde la chaveta con tanto oro. Las escenas en las que tiene esa especie de conflicto interno consigo mismo rodeado de oro cual rey Midas están muy bien pero, mientras ene le libro se pone un poco cabezón ,aquí da miedo y raya la locura. Los elfos siguen preciosísimos y los orcos y Azog feos y divertidos como de costumbre. Tampoco es que sea una entrega donde el profundizar en los personajes sea lo esencial porque, allí donde haya una batalla descomunal, que se quite todo lo demás y otra cosa no vais a encontrar aquí pero, de guerra vais a quedar hartos.




Los efectos especiales siguen siendo espectaculares y eso se nota. Las batallas, las virguerías de Legolas (atentos cuando, en el aire, usa trozos de piedra para sostenerse cual muñequito de video juego antiguo) o los monstruos que vamos a ver por aquí son espectaculares y se lucen que da gusto, lo mismo que lo poquito que sale Samaug y destruye la ciudad. Como ejemplo, os dejo la pelea entre Thorin y Azog, una muestra de ese dicho que dice "chiquito pero matón"



Los actores me parecen correctos si bien hay que decir que Martin
Freeman (Bilbo) o Ian Mckellen (Gandalf) se lucen bastante poquito ya que mucho del metraje se va con Richard Armitage (Thorin), aunténtico prota de la peli. Luke Evans (Bardo) ahí queda. Orlando Bloom, que repite como Legolas, es por completo circunstancial y Evangeline Lilly cumple como Turiel.


¿Cosas que me han dejado así así? Algunas pocas.


Para empezar, siempre he pensado que los añadidos de Jackson y compañía sobran. Las escenas de Gandalf junto con Galadriel y Saruman como excusa a lo que será Sauron ni pinchan ni cortan, salvo para justificar el hecho de querer unir las dos trilogías. Esto puede tener un poco de sentido pero también hay que recordar que El Hobbit es una obra unitaria y no tiene por qué estar unido con lo que veremos en la trilogía siguiente. Por eso, son momentos que, al menos a mí, me sobran. Lo mismo que también me sobra, solo que mucho más que lo anterior, la historia de amor entre el enano y la elfa. ¿A santo de qué incluir eso? ¿Afecta a la historia principal? No. ¿Tiene algo que ver con algún suceso posterior? Tampoco. ¿Por qué ponerlo? Porque les ha dado la gana. Otra cosa es que guste. A mí, desde luego, es algo que veo metido muy a la fuerza y hace que la historia quede un poquito dispersa, como si hubiera trocitos de muchas cosas, cada uno por su lado. 




Pero, sin duda, debo hacer referencia al hecho que he mencionado antes con respecto a la batalla en sí. Vale, se trata de los cinco ejércitos y, en efecto, así es en el libro pero, en mi humilde y modesta opinión, se han pasado. La impresión que me ha dado es que es demasiada batalla en una película que está estirada demasiado. Lo repito de nuevo: en la novela se nombra y se dedican unas cuantas páginas pero traducir eso a tanto metraje en la pantalla creo que les ha quedado largo y, sobre todo, pesado. A mí me ha recordado a las entregas finales de Piratas del Caribe, donde la resolución ocupa dos tercios de la trama. Demasiados cortes de cabeza, demasiadas flechas y demasiados luchas. Se me ha hecho un pelín larga porque, después de todo, son unas dos horas de guerrear y batallar.


Y eso me lleva a reflexionar, de manera completa y absolutamente personal, acerca de mi opinión con respecto a la saga de El Hobbit. Reconozco que la primera no me pareció mal y la segunda sí me gustó pero, esta tercera me ha parecido muy floja. Visualmente es espectacular pero, por lo demás, le falta chispa y le sobran muchas cosas. Ya lo dije en su momento: El Hobbit NO es El señor de los Anillos y la obsesión de Peter Jackson, al menos para este que escribe, ha sido teñir de un tono épico en extremo una historia que, precisamente, era lo contrario, algo así como un cuento largo, pero un cuento a fin de cuentas. Si otros directores se hubieran tomado tantísimas licencias y libertades (y pienso en uno que parece que criticarle es un moda y no digo nombres) posiblemente le hubieran puesto a caer de un burro. Jackson, por ser buen chico, parece librarse... de momento. Yo lo tengo claro: hubiera preferido con creces una película larga pero fiel antes que tres muy extensas y engordadas de manera tan artificial. Repito: yo.


Esto es todo. ¿Os animo a verla? Bueno, si habéis visto las otras dos creo que hasta es obligatorio ver el colofón final. Yo me sigo quedando con El señor de los Anillos.


Por cierto, Gandalf dice a Legolas que busque a Trancos pero, a juzgar por el tiempo que aún debe pasar... O Aragorn ni ha nacido o Gandalf es, además, vidente. 

Vigilad el cielo.





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